La semana pasada mi niña, como todos los de su clase, volvió del colegio con "regalo": un tetrabrik de una "leche de crecimiento" para mayores de 3 años.
Nuestra hija desde que ha cumplido el año de edad toma leche de vaca semidesnatada dado que los estudios científicos admiten el uso de esta leche una vez cumplidos los 12 meses.
Antes es aconsejable usar una fórmula adaptada: mientras la leche represente el primer alimento del niño se debe utilizar una fórmula de continuación que, al tener una menor concentración de proteínas, no sobrecargue el riñón. Esto, por supuesto, en aquellos casos en los que no se de pecho, que sin duda es la mejor leche adaptada a nuestros pequeños.
Antes es aconsejable usar una fórmula adaptada: mientras la leche represente el primer alimento del niño se debe utilizar una fórmula de continuación que, al tener una menor concentración de proteínas, no sobrecargue el riñón. Esto, por supuesto, en aquellos casos en los que no se de pecho, que sin duda es la mejor leche adaptada a nuestros pequeños.
Cuál fue la sorpresa, cuando abrimos el tetrabrik para hacernos un café cortado y comprobamos que ¡la leche sabe a vainilla! En ese momento empezamos a analizar la información que venía en el tetrabrik y descubrimos que trae unas cuantas sorpresas:
- Para saber que en vez que a leche sabe a batido de vainilla tienes que leer telos ingredientes, si no, no sale.
- Lo que sí que sale bien grande es que contiene el "81% del Hierro que necesita un niño" y que "tu peque necesita 3 veces más hierro que un adulto". Mirando los ingredientes vemos que el hierro viene como sulfato ferroso. Los lácteos interfieren y disminuyen la absorción del sulfato ferroso. Sí, no habéis leído mal, es así. Por eso a las embarazadas que toman hierro se les aconseja que lo hagan en ayunas o con zumo de naranja que aumenta su absorción. Además puede producir efectos secundarios como estreñimiento o dolor abdominal. Os dejo un enlace para que lo comprobéis. En pocas palabras el hierro de esas leches entra por la boca y sale por el conducto reglamentario.
- Y por último y no menos sorprendente, el aval de la Asociación Española de Pediatría con la que la multinacional gustosamente colabora.
Un amigo pediatra especialista en Digestivo y Nutrición nos ha comentado que el único sentido de estas leches es para aquellos niños que hagan una dieta errónea basada en un exceso de leche. Si un niño se alimenta casi totalmente a base de lácteos (natillas, yogures, batidos...), es interesante reducir la carga proteica de la leche que toma; pero es que un niño de 3 años no debería hacer una dieta tan rica en lácteos...
Por el otro lado, es verdad que un niño requiere más hierro que un adulto pero debe ser un hierro que sea fácilmente absorbible, o sea en forma férrica, el hierro que contienen los alimentos cárnicos. Las lentejas, por ejemplo, tienen mucho hierro ferroso que casi no se absorbe (en el caso de estas legumbres además está mezclado con quelantes como los fitatos)
Para terminar, dos reflexiones éticas:
- ¿Es normal que un colegio permita que una empresa de alimentación haga publicidad entre sus niños?
- Si a un niño lo habituamos a tomar batido de vainilla en vez de leche, ¿no terminará rechazando ese alimento?
Os dejo un enlace a una entrada de otro compañero de pediatría al respecto. Hasta la semana que viene.
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