Cuando decidimos no dar purés a nuestra hija comenzamos a buscar referencias y descubrimos el método "Baby Led Weaning". Los libros básicamente aconsejaban cortar en bastoncitos los alimentos y ofrecer al niño los nutrientes que precise; él mismo sería capaz de mantener una dieta equilibrada.
Pese a la poca rigurosidad, el método parecía muy atractivo; también nos planteábamos como comerían nuestros antepasados antes de la minipimer y cómo, cuando vivían en las cavernas, lidiarían con la natural tendencia de los pequeños a meterse piedrecitas en la boca... ¡si el atragantamiento fuera tan probable nos hubiésemos extinguido!
La "lógica prehistórica" hacía pensar que el método tenía que funcionar y, junto con la revisión de la poca biblografía existente, iniciamos la alimentación complementaria de nuestra primera hija según el BLW; como sabéis, salió bien.
Con el segundo hijo hemos podido poner un poquito más en orden lo que hemos experimentado, además de sumarlo a los conocimientos científicos que teníamos antes y a la experiencia profesional.
La "lógica prehistórica" hacía pensar que el método tenía que funcionar y, junto con la revisión de la poca biblografía existente, iniciamos la alimentación complementaria de nuestra primera hija según el BLW; como sabéis, salió bien.
Con el segundo hijo hemos podido poner un poquito más en orden lo que hemos experimentado, además de sumarlo a los conocimientos científicos que teníamos antes y a la experiencia profesional.
Consideramos que sí que existen unas fases, claramente determinadas, por las que han pasado nuestros niños y aquellos que conocemos.
- Fase de juego puro y duro: lo que contábamos en una entrada anterior. El niño irá poco a poco descubriendo los alimentos pero no le llamarán más la atención que un sonajero o un chupete. Los mirará, tratará de cogerlos y se los llevará a la boca, del mismo modo que hace con cualquier objeto a su alcance. Es recomendable empezar con esta fase cuando el niño sea capaz de sostenerse sentado; por experiencia dura de dos a cuatro semanas. En este tiempo la alimentación continúa siendo a base de leche materna (o artificial). Interesa ofrecer alimentos lo suficientemente consistentes como para que pueda manipularlos y largos para que sobresalgan del puño ("palitos" de unos 5 cm). Ej.: zanahoria o patata cocidas, pera, pan... Sin duda el pan será nuestro mayor aliado.
- Fase de introducción de alimentos: el objetivo es lograr que el niño entre en contacto con los principales alimentos que consumimos en la casa. introduciremos los alimentos nuevos de uno en uno y haremos que los pruebe dos o tres veces antes de introducir uno nuevo. Esto nos permite atribuir a un alimento en concreto eventuales reacciones alérgicas. Los que con más frecuencia producen reacciones son leche de vaca, huevo y pescado. El formato todavía deberá ser simple de manipular. Debemos mantener los 5 cm aproximados de longitud porque todavía el bebé no es capaz de abrir la mano y "chupará"solamente la parte de comida que sobresale. Sin embargo será progresivamente más competente a la hora de regular su fuerza en función de las texturas con lo cual podemos ofrecerle alimentos más blandos como el plátano evitando que haga una papilla de ellos. En 4-6 semanas habremos introducido la mayoría de los alimentos y podremos pasar a las fases sucesivas. Obviamente de cara a posible reacciones alérgicas un yogur o un queso se consideran el mismo alimento al derivar ambos de la leche de vaca; así como todo tipo de pescado blanco o cualquier forma de presentación del trigo.
La semana que viene seguimos con las siguientes fases.