Autora:Carolina Felici

jueves, 7 de julio de 2016

Tratando de Sistematizar

Cuando decidimos no dar purés a nuestra hija comenzamos a buscar referencias y descubrimos el método "Baby Led Weaning". Los libros básicamente aconsejaban cortar en bastoncitos los alimentos y ofrecer al niño los nutrientes que precise; él mismo sería capaz de mantener una dieta equilibrada. 
Pese a la poca rigurosidad, el método parecía muy atractivo; también nos planteábamos como comerían nuestros antepasados antes de la minipimer y cómo, cuando vivían en las cavernas, lidiarían con la natural tendencia de los pequeños a meterse piedrecitas en la boca...  ¡si el atragantamiento fuera tan probable nos hubiésemos extinguido!
La "lógica prehistórica" hacía pensar que el método tenía que funcionar y, junto con la revisión de la poca biblografía existente, iniciamos la alimentación complementaria de nuestra primera hija según el BLW; como sabéis, salió bien. 
Con el segundo hijo hemos podido poner un poquito más en orden lo que hemos experimentado, además de sumarlo a los conocimientos científicos que teníamos antes y a la experiencia profesional.
Consideramos que sí que existen unas fases, claramente determinadas, por las que han pasado nuestros niños y aquellos que conocemos.

  1. Fase de juego puro y duro: lo que contábamos en una entrada anterior. El niño irá poco a poco descubriendo los alimentos pero no le llamarán más la atención que un sonajero o un chupete. Los mirará, tratará de cogerlos y se los llevará a la boca, del mismo modo que hace con cualquier objeto a su alcance.  Es recomendable empezar con esta fase cuando el niño sea capaz de sostenerse sentado; por experiencia dura de dos a cuatro semanas. En este tiempo la alimentación continúa siendo a base de leche materna (o artificial). Interesa ofrecer alimentos lo suficientemente consistentes como para que pueda manipularlos  y largos para que sobresalgan del puño ("palitos" de unos 5 cm). Ej.: zanahoria o patata cocidas, pera, pan... Sin duda el pan será nuestro mayor aliado.
  2. Fase de introducción de alimentos: el objetivo es lograr que el niño entre en contacto con los principales alimentos que consumimos en la casa. introduciremos los alimentos nuevos de uno en uno y haremos que los pruebe dos o tres veces antes de introducir uno nuevo. Esto nos permite atribuir a un alimento en concreto eventuales reacciones alérgicas. Los que con más frecuencia producen reacciones son leche de vaca, huevo y pescado. El formato todavía deberá ser simple de manipular. Debemos mantener los 5 cm aproximados de longitud porque todavía el bebé no es capaz de abrir la mano y "chupará"solamente la parte de comida que sobresale. Sin embargo será progresivamente más competente a la hora de regular su fuerza en función de las texturas con lo cual podemos ofrecerle alimentos más blandos como el plátano evitando que haga una papilla de ellos. En 4-6 semanas habremos introducido la mayoría de los alimentos y podremos pasar a las fases sucesivas. Obviamente de cara a posible reacciones alérgicas un yogur o un queso se consideran el mismo alimento al derivar ambos de la leche de vaca; así como todo tipo de pescado blanco o cualquier forma de presentación del trigo.  
La semana que viene seguimos con las siguientes fases.

jueves, 23 de junio de 2016

Sobre leches con un poco de mala milk

La semana pasada mi niña, como todos los de su clase, volvió del colegio con "regalo": un tetrabrik de una "leche de crecimiento" para mayores de 3 años.
Nuestra hija desde que ha cumplido el año de edad toma leche de vaca semidesnatada dado que los estudios científicos admiten el uso de esta leche una vez cumplidos los 12 meses. 
Antes es aconsejable usar una fórmula adaptada: mientras la leche represente el primer alimento del niño se debe utilizar una fórmula de continuación que, al tener una menor concentración de proteínas, no sobrecargue el riñón. Esto, por supuesto, en aquellos casos en los que no se de pecho, que sin duda es la mejor leche adaptada a nuestros pequeños.

Cuál fue la sorpresa, cuando abrimos el tetrabrik para hacernos un café cortado y comprobamos que ¡la leche sabe a vainilla! En ese momento empezamos a analizar la información que venía en el tetrabrik y descubrimos que trae unas cuantas sorpresas:

  1. Para saber que en vez que a leche sabe a batido de vainilla tienes que leer telos ingredientes, si no, no sale.
  2. Lo que sí que sale bien grande es que contiene el "81% del Hierro que necesita un niño" y que "tu peque necesita 3 veces más hierro que un adulto". Mirando los ingredientes vemos que el hierro viene como sulfato ferroso. Los lácteos interfieren y disminuyen la absorción del sulfato ferroso. Sí, no habéis leído mal, es así. Por eso a las embarazadas que toman hierro se les aconseja que lo hagan en ayunas o con zumo de naranja que aumenta su absorción. Además puede producir efectos secundarios como estreñimiento o dolor abdominal. Os dejo un enlace para que lo comprobéis. En pocas palabras el hierro de esas leches entra por la boca y sale por el conducto reglamentario.
  3. Y por último y no menos sorprendente, el aval de la Asociación Española de Pediatría con la que la multinacional gustosamente colabora.
Un amigo pediatra especialista en Digestivo y Nutrición nos ha comentado que el único sentido de estas leches es para aquellos niños que hagan una dieta errónea basada en un exceso de leche. Si un niño se alimenta casi totalmente a base de lácteos (natillas, yogures, batidos...), es interesante reducir la carga proteica de la leche que toma; pero es que un niño de 3 años no debería hacer una dieta tan rica en lácteos...  
Por el otro lado, es verdad que un niño requiere más hierro que un adulto pero debe ser un hierro que sea fácilmente absorbible, o sea en forma férrica, el hierro que contienen los alimentos cárnicos. Las lentejas, por ejemplo, tienen mucho hierro ferroso que casi no se absorbe (en el caso de estas legumbres además está mezclado con quelantes como los fitatos) 
Para terminar, dos reflexiones éticas:
  1. ¿Es normal que un colegio permita que una empresa de alimentación haga publicidad entre sus niños?
  2. Si a un niño lo habituamos a tomar batido de vainilla en vez de leche, ¿no terminará rechazando ese alimento?

martes, 14 de junio de 2016

Resumen y continuación

Cuatro meses desde la última entrada es mucho tiempo, así hagamos un resumen para ponernos al día.
El niño tiene ya casi 10 meses y come absolutamente de todo y con muchas ganas. Desde hará un mes, la cantidad de comida sólida es considerable y las tomas de lactancia se han espaciado bastante, aguantando más de 6 horas sin succionar muchas veces.
Por lo que respecta a atragantamientos, cero episodios; la ganancia de peso y crecimiento sigue siendo magnífica.
La mayor sigue teniendo mucho gusto por la comida y, quitando cuando le dan las rabietas propias de los 2 años, no hay un solo plato que rechace. Siempre está abierta a probar nuevos alimentos y sabores, algunos bastante extremos de especias e incluso picante. Come con cubiertos, siempre con la cuchara y normalmente con el tenedor, salvo cuando le da por divertirse siendo traviesa.
Bueno, espero lograr un poco de tiempo para tener una cadencia de entradas un poco más fluida.

viernes, 22 de enero de 2016

BLW segunda temporada...

Muchos me habéis preguntado sobre cómo empezar con el BLW.
Mi hijo tiene 5 meses y una semana y, desde hace unos días, lo sentamos en la trona mientras comemos. 
Tiene juguetes y se entretiene. Desde ayer le ponemos también un trocito de pan. Hacia éste muestra el mismo interés que con los sonajero de plástico y en alguna ocasión lo ha cogido y chupeteado un poco: en pocos segundos ha caído al suelo. 


Nos parece una buena manera de empezar con la alimentación complementaria y, de esta manera, también vamos exponiéndolo al gluten entre los 4 y los 6 meses como recomienda la asociación europea de gastroenterología y nutrición (ESPGHAN) para reducir el riesgo de desarrollar enfermedad celiaca.

Recomedaciones ESPGHAN para la introducción de la alimentación complementaria 

jueves, 23 de abril de 2015

Mirando hacia atrás: ¿qué cambiaría?

Ya han pasado varios meses desde la última entrada. 
La niña ya tiene 18 meses y, la verdad, es un placer verla comer.
Una dieta variada, como la nuestra, y capaz de adaptarse a todos los sabores: desde la comida oriental a la mexicana. 
Hay días que come mucho y otros en los que come muy poco. Nosotros no nos agobiamos y la dejamos "a su aire", sin ofrecerle platos alternativos.

Mirando hacia atrás no cambiaría prácticamente nada, sólo quizás algo en la elección de los primeros alimentos. 
Al principio, guiándome también en la biblografía, le ofrecí manzana cruda; en mi experiencia éste es un alimento con el que es más fácil atragantarse. A la niña le ha pasado varias veces aunque los episodios se han resuelto siempre con un poco de tos. 
La manzana es un alimento muy duro, que por cuanto se mantenga en la boca es imposible de ablandar sin dientes. Se puede romper un trocito y causar atragantamiento. 
Hemos vuelto a darle manzana ahora que tiene muchos dientes y siempre procuro ofrecérsela manteniéndola sentada en la trona, para evitar que esté correteando por ahí.
Lo mismo vale para la zanahoria cruda.

Bueno, os dejo, hasta la próxima.


viernes, 31 de octubre de 2014

Llegando al año

Casi llegamos al primer año de la peque, y, mirando atrás, creo que el baby led weaning ha sido la mejor elección. 
Debo de decir también que ha sido un "estudio de caso único" o sea que sencillamente he intentado contaros nuestra experiencia para que aquellos de vosotros que se habían planteado este método sintieran que no eran los únicos "bichos raros", que "hasta una pediatra lo ha hecho".
Sí, es verdad que nuestra niña nos ha puesto las cosas fáciles: es muy buena comedora, no puedo decir si por su naturaleza o si el baby led weaning tenga algo que ver con eso.
Si tendremos otro niño, seguramente repetiremos lo mismo con la alimentación complementaria y así tendremos alguna información más.

Paulatinamente la comida sólida se ha hecho preponderante en la dieta de la niña, tanto que el pecho se ha reducido a algo anecdótico, reservado sobre todo a las mañanas. Además, desgraciadamente tiene la costumbre de morderme y no me resulta nada agradable dar el pecho con tensión.
A partir del año podrá tomar leche de vaca.

Los cubiertos son todavía una asignatura pendiente pero no tenemos prisa, ¡todavía no he conocido a nadie que no haya aprendido a usarlos!

Esperando para contaros cuando alcanzaremos este reto escribiré también sobre otros temas relacionados con la puericultura, siempre con la intención de haceros participes de nuestra experiencia. 

Buen fin de semana a todos.

miércoles, 22 de octubre de 2014

¡Ya voy teniendo mis gustos!


Nos estamos acercando al año. Nuestra niña hasta ahora ha sido una comedora excepcional pero, de unas dos semanas a esta parte, come de forma más irregular: hay día que prueba pocos bocados y otros que vuelve a su apetito habitual. 

En buena parte la razón está en el hecho que su ritmo de crecimiento ya no es el de antes: en el primer año de vida crecen muchísimo, hasta la adolescencia no volveremos a experimentar cambios tan grandes en nuestros hijos. Ahora que esta "tormenta" para un poco es normal que el hambre de nuestros pequeños disminuya algo. El mensaje es no preocuparse, sólo disfrutar viéndolos crecer felices.

Otro novedad es que voy notando que hay alimentos que no le gustan: el pescado, por ejemplo, no es su pasión: el otro día, puesta frente a una merluza a la romana, empezó a llorar y no quiso comer nada. Ni falta hace decir que no hubo ninguna tragedia, la merluza se retiró y comió algo de lo que estaba en la mesa. A la noche intenté ofrecérsela nuevamente pero se repitió la escena. No se si será definitivo o volverá a comer merluza: muchos niños tienen periodos que no comen algo y luego cambian.

También me ha sorprendido mi reacción frente a la actitud de la niña: en lugar de agobiarme porque "tiene que comer pescado" me he sentido orgullosa de ella, porque tan pequeña expresa sus gustos y a través de esos se va definiendo como individuo... otra manera de ver las cosas, ¿verdad?