El domingo hemos comido en el campo con unos amigos. Menú: paella de pollo, carne de ternera a la brasa y patatas fritas. Postre: fresas al natural. Almuerzo al aire libre, con compañía inmejorable.
¿Y nuestra niña? ¡Ahí disfrutando de la comida como la que más! Hemos dudado un poco antes de darle algo porqué todavía ensucia bastante; luego nos hemos mirado a los ojos y... de perdidos al río: la he cogido en mi regazo y le he ofrecido un trozo de ternera de mi mano. Ella lo ha cogido con la suya y se lo ha llevado a la boca. ¿El resultado?
Creo que nuestra niña ¡no tiene vocación de vegetariana! Le ha encantado: no ha sido capaz de romperlo en trozos pero lo ha mantenido mucho rato en la boca chupando el jugo. Y cuando ya no quedaba nada que chupar, ha ido a por otro. Le he ofrecido el arroz con el tenedor pero, no se si por el arroz o por el tenedor, no le ha hecho ninguna gracia.
Ha acompañado la carne con un poco de pan y ha terminado el almuerzo con algún trocito de fresa, esta vez en brazos del padre. Había helado y pastas también pero, de momento, preferimos no ofrecerle dulces.
Ha sido muy fácil y natural.
Antes de empezar todo esto me surgían muchas dudas y la niña las va disipando sistemáticamente cada vez que hace algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario